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7.1.15 Oración de Adoración

Resulta interesante que al estudiar cada una de las oraciones gramaticales que componen el ‘Padre Nuestro’ pude identificar que la mayor composición en cada una de ellas está en la ‘adoración’ a Dios, esto usted lo puede leer en álbum de esta página llamado «Oración» esa infografía es titulada «La oración modelo».

Amados hermanos y amigos, fuimos creados para adorar a Dios, y dice la Biblia en Juan 4:24 «Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren». Este versículo nos habla de la definición del Ser de Dios,  Él es ‘Espíritu’, y por eso es omnipotente, omnipresente, omnisciente, Todopoderoso (por mencionar algunos de Sus atributos). Asimismo nos habla de la palabra ‘verdad’ y esto conocer la Palabra de Dios y ponerla por obra;  esta es la única manera de conocer a Él y de adorarlo y amarlo por quién es Él.

Es bueno aclarar que Espíritu, con ‘E’ mayúscula se refiere a Dios, y espíritu con ‘e’ minúscula se refiere al ser humano.

«Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es», [Juan 3:6  ].    “El primer Espíritu mencionado aquí es el Espíritu divino, el Espíritu Santo de Dios, y el segundo espíritu es el espíritu humano, el espíritu regenerado del hombre. La regeneración se lleva a cabo en el espíritu humano por medio del Espíritu Santo de Dios, con la vida de Dios, la vida eterna e increada. Así que, ser regenerado es tener la vida eterna y divina (además de la vida humana, la vida natural) como la nueva fuente y el nuevo elemento de una nueva persona”, (Comentario de Juan 3:6 en la Biblia Versión Recobro).

Juan 3:6  nos lleva a comprender que nosotros los seres humanos que hemos aceptado a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador tenemos nueva relación con Dios. Ese versículo también nos muestra nuestra diferencia con Dios y por tal razón la adoración que Él debe recibir es en ‘espíritu y en verdad’.  Esto nos lleva a recordar lo que Jesús le dijo a Nicodemo en Juan 3:5  «Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios».  Note que Jesús dice nacer del ‘Espíritu’, entonces únicamente los que nacen del ‘Espíritu de Dios’ pueden adorarlo ‘en espíritu y en verdad’.

 Asimismo también la Palabra nos dice en 1 Juan 4:8 «El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor»; es decir que para “adorar” a Dios primero hay que amarlo, tal como expresa el primer mandamiento dado a los hombres en el Antiguo Testamento y que el Señor Jesucristo lo repitiera en el Nuevo Testamento; Deuteronomio 6:5 dice, «Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas»; Mateo 22:37 Él le dijo: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente»; es decir nuestra adoración debe involucrar todo nuestro ser, corazón, alma, y mente. 

En la oración modelo, el ‘Padre Nuestro’, Jesús nos enseña que en nuestros momentos de comunión, debemos iniciar nuestra oración reconociendo la grandeza de Dios, dándole el honor, la honra y gloria porque solo a Él corresponde, y eso lo hacemos cuando le amamos.

«Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gracia, por la cual sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego consumidor», [Heb 12:28-29RVG].

«Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará de continuo en mi boca», [Salmos 71:6RV60].

Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito “desde mi perspectiva particular” en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones les sirvan a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.

Dios les bendiga,

Sandra Elizabeth Núñez

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