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7.3.14 El Arca del Pacto

El Arca del Pacto junto a su tapadera llamada Propiciatorio o Asiento de Misericordia, son el único mueble ubicado dentro del Lugar Santísimo, donde la presencia del Señor se manifestaba; lugar secreto donde habitaba Jehová, nuestro Dios.

En el Antiguo Testamento se menciona este mueble más de cien veces, mostrando con eso la valiosa importancia que tenía para el pueblo de Dios.

Ese mueble medía 2 y 1/2 codos de largo, 1 y 1/2 codos de ancho y 1 y 1/2 codos de alto. Estos medios (1/2) hablan de  incompletas, y es que en el antiguo pacto la Ley estaba escrita sobre dos tablas de piedras, significando esto que no estaba completo pues faltaba la existencia del nuevo pacto, donde la Ley se escribiría sobre el corazón del hombre, tal como dice en Hebreos 8:10, «Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel. Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo»; siendo esto reafirmado en Salmos 40:8 «me complace hacer tu voluntad, Dios mío, pues tus enseñanzas están escritas en mi corazón».

El Arca del Pacto contenía en su interior tres elementos, «El cual tenía un incensario de oro y el arca del pacto cubierta de oro por todas partes, en la que estaba una urna de oro que contenía el maná, la vara de Aarón que reverdeció, y las tablas del pacto», [Heb 9:40].

1. Las dos tablas de piedra en las cuales estaban escrita la Ley de Dios, los Diez Mandamientos:

La Ley de Dios (los Diez Mandamientos) escrita sobre dos tablas de piedra: «Y dio a Moisés, cuando acabó de hablar con él en el monte de Sinaí, dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas con el dedo de Dios», [Éx 31:18]. Estas diez leyes dirigían la conducta del pueblo israelita, y hoy continúan siendo las directrices que gobiernan a todos los hijos de Dios.

Otro asunto importante a destacar es que los cuatro primeros mandamientos tratan sobre nuestra relación con Dios, y los seis restantes, sobre la relación con nuestro prójimo.

Nuestro amado Señor Jesús resumió estos Mandamientos en dos:

  • «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente» .
  • «Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo», [Mt 22:37-40].

2. La vara de Aarón reverdeció:

La vara de Aarón tiene su historia en el relato de la rebelión de Coré, Datán y Abiram en contra de Moisés y Aarón [Núm 16:1-34], a quienes acusaron de exaltarse a ellos mismos, y Dios dijo que las doce tribus escribieran sus nombres sobre doce varas la cuales serían puestas delante del Señor; y la vara del hombre a quien Dios había escogido, retoñaría como señal del favor y la gracia de Dios, y de esa manera cesarían las quejas de los que murmuraban contra Moisés y Aarón.

«Y aconteció que el día siguiente vino Moisés al tabernáculo del testimonio; y he aquí que la vara de Aarón de la casa de Leví había reverdecido, y echado flores, y arrojado renuevos, y producido almendras», [Núm 17:8]. Esta vara que estaba muerta o seca, recobró vida, y esto nos habla del poder de la resurrección de Cristo.

3. La urna de oro del Maná, pan celestial que daba Dios a Su pueblo:

El maná, fue el “pan del cielo” que Dios le proveía al pueblo de Israel para su alimentación durante estuvieron en el desierto [Éx 16:14, 23]. Este alimento representa las verdades ocultas de la Palabra de Dios las cuales son reveladas a aquellos que pasan al lugar Santísimo. «Hizo llover sobre ellos maná para comer, y les dio comida del cielo. Pan de ángeles comió el hombre; Dios les mandó comida hasta saciarlos», [Sal 78:24-25LBLA].

También leemos en Número 11:8 «El pueblo iba, lo recogía y lo molía entre dos piedras de molino, o lo machacaba en el mortero, y lo hervía en el caldero y hacía tortas con él; y tenía el sabor de tortas cocidas con aceite», “sabor a aceite” habla de la unción del Espíritu Santo dada para el entendimiento de la Palabra de Dios, siendo esa una de las funciones del Espíritu Santo tal como dice Juan 14:26 «Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, Él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que os he dicho».

Otro aspecto interesante es lo que respecta a la caja donde se encontraban los elementos antes mencionados, la cual estaba hecha de madera de acacia y fue recubierta de oro por dentro y por fuera, simbolizando al Dios Altísimo, sombra de la presencia de Dios con Su pueblo. Es hermoso el simbolismo del Arca el cual apuntaba directamente hacia nuestro amado Señor Jesucristo; veamos:

– Madera de Acacia: Representa la humanidad de Cristo, Su cuerpo incorruptible, Su perfección.

– Oro: Representa la divinidad de Cristo.

– Dos varas: Figura del Espíritu Santo y de Cristo, quienes interceden por nosotros ante Dios Padre.

– Las tablas de los Diez Mandamientos: Estas hablan de nuestro Señor Jesús con la Ley de Dios en Su corazón, viviendo en perfecta obediencia según lo escrito en ellas.

– La urna de oro del maná: La cual habla de Jesús como el Pan de Vida.

– La vara de Aarón que floreció: Esto profetizaba la resurrección de Jesús.

– La Cornisa: Nos habla de corona, de Jesús como el Rey de Reyes y Señor de Señores.

– El Propiciatorio o Asiento de la Misericordia: Es la tapadera sobre el Arca; nos habla de la misericordia que tuvo nuestro Señor hacia nosotros, por lo que dio Su vida para el perdón de nuestros pecados.

Deseo finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que estos comentarios o anotaciones los emito “desde mi perspectiva particular” en apego a los conocimientos propios obtenidos por mi estudio devocional de las Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos de la Palabra de Dios. Por lo tanto, espero que mis anotaciones les sirvan a usted para continuar con sus lecturas propias de las Escrituras, las cuales sean transformadas en ‘escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia, la Palabra de Dios’, de manera que también pueda identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a su vida y así ser saciado del manjar que el Señor nos brinda en Su santa y bendita Palabra.

Dios les bendiga,

 

Sandra Elizabeth Núñez

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